Este pasado 8 de enero, se han cumplido 4 años del derribo del Boeing 737-800 de Ukraine International en Teherán, Irán. Un hecho que sacudió a la opinión internacional en medio de un clima de máxima tensión.
Datos del vuelo y víctimas
Aquel frío día de enero, el Boeing 737-800 encargado de realizar el vuelo 752 de Ukraine International entre Teherán y el aeropuerto Boryspil de Kiev era el UR-PSR. En 2020, este avión estaba prácticamente nuevo, pues su primer vuelo tuvo lugar el 21 de junio de 2016 en Renton y fue entregado directamente a la compañía ucraniana el 19 de julio en ese mismo año.
Estaba propulsado por dos motores CFMI CFM56, los clásicos de la versión NG del 737 y los más utilizados. Su configuración interior era de una única clase con 186 plazas.
Aquel día, llevaba a bordo a 167 pasajeros y a 9 miembros de la tripulación. Los más numerosos, por nacionalidad, fueron los propios iraníes con 82 pasajeros, seguidos por 63 canadienses, 10 suecos, 4 afganos, 3 ingleses y otros tantos alemanes y dos únicos ucranianos entre los pasajeros. Además, los 9 miembros de la tripulación también eran ucranianos, por lo que el total de víctimas de esta nacionalidad ascendía a 11 personas.
La mayoría de los pasajeros de este vuelo se dirigían a Kiev como una forma rápida de salir de Irán y la mayoría tenían vuelos de conexión hacia otros destinos, tanto con la propia Ukraine International como con otras compañías aéreas.
Ocultación, verdad y manifestaciones
En un primer momento se negó cualquier implicación del gobierno o del ejército iraní y las teorías sobre los hechos se dispararon, especialmente tras los accidentes del 737 MAX de 2018 y 2019. Este era un Next Generation, no tenía nada que ver con el MAX, pero la mass media y el público general rápidamente asoció un modelo a otro, mientras que los expertos empezaban a señalar al régimen iraní como el responsable.
Finalmente, algunos días después de negarlo, las autoridades iraníes aceptaron que derribaron por error el avión con dos misiles Tor-M1. Este hecho desencadenó una ola de manifestaciones (algo inusual en Irán) que fueron duramente reprimidas, lo que
indignó aún más a la opinión internacional.
Un vuelo corto
Lo poco que se sabía hasta el momento era que el avión estalló en llamas poco después de despegar y que poco después de verse las primeras llamaradas, el avión cayó a tierra. Sin embargo, con el paso de las horas y los días se publicaron videos con varias explosiones anómalas.
Los datos de vuelo mostraron que el avión dejó de transmitir datos tres minutos después del despegue, a una altitud de 2.416 metros y a una velocidad de 509 km/h. El informe final del siniestro, publicado en marzo del 2021, reconoce que la explosión del primer misil cerca del avión dañó críticamente los sistemas del mismo, no permitiéndole mantener el vuelo recto y nivelado. Esto provocó que el avión se precipitase a tierra, estrellándose de forma violenta contra el suelo.
Desde entonces, se han producido numerosos ataques políticos contra el régimen de Teherán exigiendo más responsabilidades en el derribo. Una de las últimas acciones llevadas a cabo tuvo lugar el pasado mes de julio, cuando Canadá junto con Ucrania, Reino Unido y Suecia acordaron llevar a Irán a la Corte Internacional de Justicia por el derribo del avión.
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